Carlos y Celia, las mejores fotografías de su boda

Carlos y Celia

una boda para el recuerdo

Boda Carlos y Celia - José Álvarez Fotografía

La boda de Carlos y Celia ha sido una de las que más he disfrutado como fotógrafo por muchas razones. Tranquilos, que os las iré contando más adelante. Pero por ahora os diré que después de dos años esperando a poder compartir con ellos un momento tan único y especial, no puedo estar más contento con todo lo que ha rodeado este enlace.

 
El día de la boda

El 7 de agosto será para Carlos y Celia un día muy especial, marcado en su calendario, aunque también en el mío. Su boda, celebrada en la Iglesia del Divino Salvador de la localidad toledana de Madridejos me permitió fotografiar  uno de los momentos más especiales de cualquier pareja. Ese sí quiero quizás era uno de los más esperados. Y llegó ese momento. 

 

Los preparativos de la novia

No había salido el sol cuando estaba de camino a casa de Celia. Durante el viaje iba con esa mezcla de tranquilidad y de ganas por comenzar a fotografiar sabiendo que por delante tendría un largo y bonito día de trabajo. Al llegar me encontré con las puertas abiertas de una casa llena de personas alegres, espontáneas y ávidas de disfrutar de la boda de Carlos y Celia.

Y nos ponemos en marcha. La peluquería Nueva Imagen era la primera parada. Pero si llegamos tan pronto que ni siquiera habían abierto se dice y no pasa nada. Igual nos dio tiempo a echarnos unas risas. Después de unos minutos de espera hasta la hora que habían acordado comenzaron los preparativos de la novia. 

Después de esto volvimos a casa para desayunar y hacer algo de tiempo hasta que el Salón de Belleza Isabel García pudiera comenzar con el maquillaje de la novia. Estaba ocupado con sus hermanas, pero pronto compartieron salón y risas, antes de regresar a casa para la última y más bonita fase de los preparativos de la novia.

Ver el vestido colgado en la habitación y saber que ha llegado el día es una sensación única. Además, hacerlo rodeado de tu gente no hace sino acrecentar esas ganas por disfrutar de todo lo que va sucediendo. Así que sus hermanas cogieron el vestido y ayudaron a ponérselo. Su madre culminó con los detalles. ¿Y Celia? Se veía increíble, radiante y emocionada antes de poder compartir los momentos previos con toda su gente y acudir a la iglesia donde Carlos esperaba pacientemente.

 

Los preparativos del novio

Sé que Carlos me perdonará por ser mucho más escueto con sus preparativos. La única razón es que fue mi compañera Jennifer la que estuvo con él y no pude vivir esa parte de la boda en primera persona junto con él. Pero he vivido momentos como ese en otras bodas y sé que se viven de otra manera, pero igual. Quizás todo sea mucho más tranquilo, más pausado. Pero esos nervios de felicidad y las ganas se llevan por dentro. Sobre todo cuando se es el primero en llegar al altar y toca esperar a una novia que no sabes cuando se retrasará.

 

La ceremonia

Reconozco algo de primeras para que nadie pueda decir lo contrario. Lloré, sí. Porque no puedo entender las bodas de otra manera que no sea compartiendo esa alegría y felicidad por las cosas buenas que les pasan a las personas. La ceremonia de boda de Carlos y Celia tuvo momentos para la risa. Como cuando el cura reconoció que casi se le había olvidado casar con esto de la pandemia. O cuando una de sus amigas quería hablar desde el atril, pero el cura no le dejaba. Esos momentos dejaron paso a la emoción cuando sus amigos y sus familiares tomaron la palabra. Y ahí es donde uno siente que su trabajo es importante. Es parte de un momento único y especial para todos ellos. Con esa alegría los novios caminan hacia el exterior de la iglesia para ser, literalmente, cubiertos con arroz, antes de celebrar con ellos que ya son marido y mujer.

 

El convite, el baile y la discoteca

No quiero hacer mucho más largo este post porque sé que lo que más os interesa son las fotografías así que resumiré la parte final de la boda de Carlos y Celia en algo más escueto.

Los salones Veracruz en Mora fueron el lugar elegido para vivir ese ambiente más distendido, de diversión, disfrute, compartido con amigos y familiares. Después del cóctel en exteriores, los regalos se sucedían al mismo ritmo que los platos salían de la cocina y el ambiente se tornaba en más y más festivo. Después de cortar la tarta y ver cómo Carlos prefería sujetar la espada para comer su trozo, era el momento del baile.

Confesiones de fotógrafo: no habían practicado lo suficiente. Pero no pasa nada porque no se notó y el baile nupcial con beso de película incluido fue la antesala perfecta para acabar bailando y abarrotando el fotomatón para dedicarles unas palabras a los novios. Nosotros incluidos.

 

Unas palabras finales

Antes de dejaros con un resumen fotográfico de la boda de Carlos y Celia quería agradecerles a ellos toda la confianza y el cariño con el que nos han tratado. Ha sido un auténtico orgullo poder trabajar con vosotros. Ojalá que seáis muy felices juntos.

Y no sólo a ellos. A toda su familia. Nos han acogido en sus casas, no han tratado con respeto y nos han regalado sus mejores sonrisas. Gracias, de verdad. Habéis hecho nuestro trabajo más emocionante, más divertido y mucho más fácil. 

Y así llego al final, sin saber muy bien como expresar tanta gratitud con ellos, con familiares y amigos. Sólo deciros que trabajé con lo mejor de mí para crear uno recuerdos de un día único para ellos.

Boda de Carlos y Celia - José Álvarez Fotografía
Boda de Carlos y Celia - José Álvarez Fotografía
Boda de Carlos y Celia - José Álvarez Fotografía

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