El Castillo de Praga es una de las visitas imprescindibles en Praga. Ubicado sobre una colina al borde del río Moldava, el Pražský hrad ofrece unas magníficas vistas sobre Malá Strana y el casco antiguo.
El Castillo de Praga es en realidad un gran complejo fortificado. En su interior alberga edificios de diferentes épocas. Aunque data del año 880. El complejo no dejó de crecer en los siglos siguientes. Y, de hecho, no se dio por finalizado hasta la renovación definitiva de 1929.
En cuanto a su función, el castillo fue residencia de los reyes de Bohemia, de los emperadores del Sacro Imperio Romano Germánico, de los presidentes de Checoslovaquia y, finalmente, de los presidentes de la República Checa. Con un área de 70.000 m², el libro Guinness lo considera el castillo antiguo más grande del mundo.
Para empezar, es importante saber que el castillo está abierto de 6 a 22h y que el acceso al recinto es gratuito. Ahora bien, los edificios visitables tienen un horario mucho más reducido (de 9 a 17h en verano) y la mayoría son de pago. Así que conviene organizar un poco la visita para poder ver todo.