Estamos en esa época de la Historia donde casi todo lleva el prefijo: la primera vez. Es tiempo de investigación, de descubrimientos, pero sobre todo, de dejar evidencias póstumas que han sido descubiertas con el paso de los siglos. La semana pasada te contamos el oscuro origen del daguerrotipo. Hoy toca profundizar en los avances que significó su desarrollo. Y al final del post te enseñamos una nueva primera vez.
Por aquella época, varios investigadores en diferentes países, Inglaterra, Francia, Brasil… ya estaban tras la pista para mejorar el proceso. Louis Jacques Daguerre tenía que darse prisa para ganar la carrera.
Cuentan que un suceso casual le facilitó el camino. Descartadas las placas de peltre, se dedicó a cubrir placas de cobre con yoduro de plata, que luego exponía en la cámara oscura. Los tiempos de exposición eran de más de media hora y la poca sensibilidad del proceso no producía imágenes visibles. En 1835, un caso claro de serendipia solucionó el problema.
Daguerre había guardado en un armario una placa expuesta pero que no había producido ninguna imagen. Después de varios días se topó con dicha placa y observó que ofrecía una débil imagen. ¿Cómo se había revelado la imagen latente de la placa? La respuesta estaba en un termómetro roto. Los vapores del mercurio que había desprendido habían revelado la placa.
Un daguerrotipo es una placa de cobre con un recubrimiento de plata pulida sobre la que se encuentra una imagen de gran detalle y nitidez. Son piezas únicas e irrepetibles ya que la placa se introduce en la cámara obteniendo un solo positivo directo.
Las zonas claras están formadas por una amalgama de mercurio y plata, y las zonas oscuras son sólo plata pulida que refleja una superficie negra.
En 1839, los rumores de que países extranjeros estaban detrás del descubrimiento de Louis Jacques Daguerre animaron al gobierno francés compró la patente de Daguerre para ofrecerla al mundo.
El 19 de agosto de 1839, se presentó el descubrimiento con una sala abarrotada de público y corresponsales extranjeros de medio mundo. Daguerre recibió una renta vitalicia de 6000 francos y 4000 para la familia de Niépce. Y junto con su cuñado construyó cámaras de daguerrotipia que vendían por 400 francos. En un año en París se fabricaron más de 400.000 ejemplares que iban numerados y firmados por Daguerre.
La popularidad alcanzada por el invento propició la aparición de talleres, de revistas especializadas así como fábricas de suministros fotográficos.
En 1838 se tomó la que se cree es la primera fotografía de personas vivas. La imagen muestra una calle muy concurrida del Bulevar del Temple parisino. Sin embargo, debido al largo tiempo de exposición para impresionar la imagen, no aparece el tráfico u otros transeúntes. Las únicas excepciones son un hombre y un chiquillo que limpiaba sus botas.
Según una investigación ambos son actores ubicados allí por Daguerre. Quien a sabiendas del largo tiempo de exposición aseguró la incapacidad de la técnica fotográfica de aquel momento para dejar registro de la intensa actividad humana de ese lugar. Por ello, permanecieron en la misma posición durante el tiempo que tardó la exposición del daguerrotipo.
¿Qué es ese algo más? Pues que Daguerre también fue la primera persona en fotografiar la luna. Lo hizo un dos de enero de 1893.
Sus investigaciones, la suerte y una nación dispuesta a regalar al mundo su invento acabaron por situar a Louis Daguerre como un precursor notorio en la proliferación de la fotografía. Tanto es así que su nombre se encuentra grabado en la lista de los 72 científicos en la Torre Eiffel de París.
Gracias por leernos una semana más y esperamos que sigas teniendo ese espíritu de aprendizaje y curiosidad que te ha traído hasta aquí. El próximo martes daremos un pasito más en el tiempo con un nuevo artículo. Hasta entonces, disfruta de tu cámara y recuerda que puedes etiquetarnos en tus fotos de instagram para que te comentemos o puedes dejarnos tus impresiones en nuestra página de facebool. Los enlaces aquí abajo.