La fotografía ya estaba en marcha, pero su progreso era imparable. Aún quedaba mucho por investigar y por mejorar. Y en ese camino apareció Louis Daguerre, nuestro siguente personaje. Sus investigaciones tendrán su punto álgido en el desarrollo del Daguerrotipo. Sin embargo ¿justifica el fin el uso de determinados medios? No te vayas sin haber descubierto el oscuro origen del daguerrotipo. Preparado que empezamos.
Sus inicios están vinculados al mundo de la farándula, primero subiéndose a los escenarios para después continuar como escenógrafo. Para ello se trasladó a París donde llegó a realizar un espectáculo ilusionista en la Ópera de París. Y seguramente su nombre te suene: el diorama.
El invento consistía en un decorado de varios planos recortados que, gracias a la combinación de pinturas opacas y transparentes y mediante un juego de luces adecuado, producía un efecto óptico de tridimensionalidad. El decorado asombraba al público que se acercaba a tocarlo para asegurarse que no era real.
Gracias a esto, un conocido le puso en contacto con Joseph Nicéphore Niépce en 1826 con el que investigaría acerca de la fotografía.
Niépce llevaba muchos años de investigación y estaba dilapidando su fortuna. El sentimiento de haber dedicado su vida a una quimera y la necesidad de sacar algún provecho material de todo ello le impulsó a formalizar un acuerdo de colaboración con Louis Daguerre en 1829. En este contrato se reconocía a Niépce con el inventor de la heliografía, pero nada más.
La relación entre ambos parecía bastante fluida. Ambos trabajan por separado informando a la otra parte de sus descubrimientos. Pero lo cierto es que aunque a veces lo hacían de manera espontánea, muchas otras eran más reticentes. Trabajaron con placas sensibles de plata, cobre y cristal haciendo uso de vapores para ennegrecer la imagen.
Cuatro años después del inicio de su colaboración Joseph Nicéphore cae enfermo y tan sólo dos días después fallece. Su hijo ocupó su puesto en la sociedad, pero ya nada volvería a ser igual. Acuciado por una situación económica complicada, Isidore Niépce acepta cambiar los términos del contrato. Permite así que el nombre de su padre desaparezca de los documentos de investigación que ambos compartieron. Louis Daguerre aprovechó para cambiar el nombre de heliografía por el de «daguerrotype».
Hay quien consideraría una traición la actitud de Daguerre. Otros simplemente verían su oportunidad. Pero sin ese efímero contrato entre ambos no habría existido el desarrollo del Daguerrotipo.
No quiero que este artículo sea demasiado largo. Y más bien hemos contado un chismorreo de la época que rompe un poco con la rutina de personaje y descubrimiento. Pero la próxima semana os enseñaremos en profundidad el Daguerrotipo e irá acompañado por una sorpresa. Paciencia y a disfrutar de la semana, que el martes llega muy pronto.
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