Se encuentra próximo a la plaza de San Marcos y es uno de los puentes más admirados de Venecia. El puente de los Suspiros une el Palacio Ducal y la antigua prisión de la Inquisición.
El monumento, de estilo barroco, fue construido en el siglo XVII y destaca por su notable altura sobre el nivel del canal.
Por otra parte, el puente de los Suspiros de Venecia se construyó con piedra caliza blanca, tiene once metros de ancho y trazado curvo. Está decorado con cabezas, además de un arco rebajado que tiene un relieve de la Justicia centrada entre dos leones.
A pesar de que el puente tenga un aire romántico hoy en día lo cierto es que su construcción nada tuvo que ver. Se levantó con un fin: la mayor comodidad y seguridad para trasladar los reclusos a la cárcel nueva del Palacio Ducal desde los Tribunales de Justicia de la Inquisición.
Según cuenta la leyenda más extendida, los habitantes de Venecia escuchaban los suspiros de los presos que cruzaban el puente para ir del tribunal a la cárcel después de escuchar su sentencia. Era, asimismo, la última vez que los reos veían la luz del día y la belleza de la ciudad. De ahí que el trayecto fuera tan lastimero.
La culpa de que el puente pasase a llamarse así se debe al poeta inglés Lord Byron. Y es que en una de sus obras, más concretamente en Las peregrinaciones de Childe Harold, se puede leer el siguiente verso:
“Me detuve en Venecia, en el Puente de los Suspiros. Un palacio y una prisión en cada mano.”
Este puente se ha relacionado al monumento con el amor y no solo porque Lord Byron fuera una de las mayores personalidades del movimiento romántico, sino también por la gran cantidad de parejas de enamorados que avanzan por los canales de Venecia en góndola.
Precisamente, estas lo hacen alentadas por otra leyenda local que dice que si dos amantes se besan al atardecer en una góndola cuando pasan por debajo del puente y al son de las campanas del Campanile di San Marco, serán bendecidos con el amor eterno.