Bienvenido a la Galería Uffizi. Probablemente uno de los museos más importantes del mundo y en el que encontrarás muchas de las grandes obras del arte italiano. Miguel Ángel, Leonardo Da Vinci, Caravaggio o Boticelli son sólo algunos de los representantes que te dejarán con la boca abierta. Disfruta con calma de un paseo por sus galerías, por sus salas. Hay tanto que ver que probablemente tengas que ocupar una mañana o una tarde para apreciar con detenimiento todo lo que este museo tiene que ofrecerte. Y para que puedas coger un poco de aire entre tanto arte, disfruta de su terraza donde podrás ver la Catedral de Santa Maria dei Fiori o del Palazzo Vecchio.
La construcción del palacio de los Uffizi fue comenzada en 1560 por Giorgio Vasari, siguiendo órdenes de Cosme I de Médici. Su finalidad inicial era albergar las oficinas de las magistraturas florentinas, una vez que quedó pequeño el Palazzo Vecchio. De esta función deriva su nombre de «Galería de las Oficinas». Las obras terminaron en 1581. Durante años, partes del palacio sirvieron para almacenar las piezas de arte de la magnífica colección de la familia Médici.
Ante la extinción de la dinastía Médici, las obras de arte corrieron el riesgo de ser transferidas a Viena, ya que el ducado de Florencia pasó a ser dominio austríaco. Sin embargo, la última duquesa había decretado la permanencia de la colección en la ciudad al donárselas en su testamento al pueblo. La galería era abierta a los visitantes que lo solicitaban durante el siglo XVI y en 1765 abrió oficialmente al público como museo.
Este espacio, compuesto de tres vestíbulos. Fue realizado a finales del Settecento (Siglo XVIII), cuando, por voluntad del Gran Duque Pietro Leopoldo, fue completada la escalera monumental que permitió un nuevo acceso a la Galería. Está decorado con estatuas, sarcófagos y relieves antiguos. Entre estos últimos son de particular interés dos Pilares con atuendos, tal vez de un edificio sagrado romano del siglo I, que representan armas y piezas de armadura.
La puerta que conduce a la Galería está coronada por el busto de Pietro Leopoldo y la placa que recuerda la renovación por él promovida del museo mediceo. En los laterales hay dos perros mastines, copias romanas del original griego del siglo III a.C., que algunos expertos creen parte de un complejo escultóreo que ilustra la caza de jabalí, mientras que otros lo creen con un objetivo funerario.
En el primer vestíbulo están los bustos de mármol y pórfido de los Médici; comunicando con este está el vestíbulo rectangular, decorado con bustos antiguos y modernos. En el vestíbulo elíptico: estatuas romanas, sarcófagos y relieves antiguos.
El largo corredor que se abre ante nuestros ojos es la parte más antigua de la galería, que Francisco I de Médici realizó en los años ochenta del Cinquecento, usando el edificio que coronaba la Galería Uffizi.
Este espacio estaba destinado a ser, sobre todo, la galería de las estatuas debido a que ésta colección de estatuas antiguas de los Médici representaba un elemento de gran prestigio social y de interés cultural. La colección fue ampliada por Cosme I después de su primer viaje a Roma en 1560 cuando decidió encargar estatuas para adornar el Palacio Pitti, y retratos y bustos para el Palacio Vecchio. Para crear un entorno idóneo, el techo de la galería fue decorado con antiguos grotescos que se remontan a 1581. En el corredor también hay retratos de hombres ilustres y retratos de los Médici.
Las esculturas antiguas colocadas a lo largo del corredor reproducen la decoración settecentesca: hileras de retratos a medio cuerpo intercalados entre estatuas de cuerpo entero.
Entre los retratos, formados en gran parte con viejas cabezas montadas en bustos modernos, destaca el del emperador Adriano, todo original y de precisa elaboración, expresiva e intensa y del emperador Vespasiano, donde sólo la cabeza es original. Un punto aparte merece el hermoso busto con cabeza de Antínoo, que representa al joven amado por el emperador Adriano.
Las estatuas griegas y romanas fueron restauradas según el estilo extendido entre el Cinquecento y el Seicento, y a veces fueron completamente reconstruidas. En la última parte del corredor se encuentran las dos Venus, de la original del siglo IV a.C. y un Apolo helenístico, que estaba en la entrada de Villa Medici e invitaba, con el brazo derecho restaurado, el acceso a la casa, como si fuera el reino del mismo dios.
La Anunciación (en italiano, Annunciazione) es uno de los cuadros más célebres del pintor renacentista Leonardo da Vinci. Está pintado al óleo sobre tabla de madera de álamo que mide 98 cm. de alto y 217 cm. de ancho y data del periodo 1472-1475.
Hay muy poca información cierta respecto al origen de esta obra ay que fue una obra desconocida hasta 1867 que llegó a la Galeería Uffizi. Sin embargo, se sabe que es uno de los primeros encargos que Leonardo consiguió en su juventud.
El cuadro está caracterizado por un hecho curioso: Leonardo comete un error de perspectiva. Se refiere al brazo de la Virgen y se observa la desproporción en cuanto a la longitud del brazo. Este error no existe en la otra versión de la Anunciación de Leonardo que hoy en día está en el Louvre. No obstante, también se apunta a la posibilidad de que, según el punto de vista desde el que se mire (a la derecha y un poco desde abajo) tales errores queden corregidos.
La gran sala, derivada del precedente del antiguo teatro de los Medici, mantiene la cubierta original. Es una de las más famosas de la Galería Uffizi, ya que alberga algunas de las obras maestras del Renacimiento realizadas en las últimas décadas del Quattrocento.
Entre las quince obras de Sandro Botticelli las más conocidas son La Primavera y El nacimiento de Venus, las primeras pinturas de tema profano de grandes dimensiones del Renacimiento italiano, que atestiguan el clima cultural de Florencia en la época.