El Grote Markt es el verdadero corazón de la ciudad. Es la plaza de las cosas importantes… y eso se siente. A los pies de esta torre Brujas construyó toda su riqueza y su independencia, y durante siglos fue el símbolo de su orgullo. Hoy esa vitalidad de siglos sigue tan viva que, simplemente, se respira. Está dominada por el edificio que ves en la foto, que en realidad son dos construcciones más o menos independientes. Por un lado, el edificio de ladrillo de tejados puntiagudos es la Lonja de los Paños, el sitio donde se desarrollaba el comercio de la lana y los paños. Ahí se “cocinó” la riqueza y la independencia de la ciudad. Por otro, la torre de piedra, el Belfort, es la mejor expresión de esa riqueza y esa independencia; es el símbolo de las libertades ciudadanas.
La plaza en su conjunto es una magnífica escenografía. El otro edificio singular de la plaza es el espectacular Palacio Provincial. Es un edificio muchísimo más reciente, pero hay que reconocer que en este caso consigue dar a la plaza un carácter realmente espectacular. Completan la plaza algunas casas históricas y una buena colección de pequeñas casas de fachada escalonada (todas ellas restaurantes). Y por supuesto, están los coches de caballos, el mercadillo de los miércoles, los turistas, las terrazas, el mercado de Navidad y la pista de hielo… El presente y el pasado juntos… y revueltos. Porque en esta plaza están todos los tiempos. Y todos ellos viven juntos desde hace aproximadamente 800 años.