Ya he perdido la cuenta de los martes que llevo publicando sobre la Historia de la fotografía, pero a medida que sigo estudiando, investigando, aparecen nuevos nombres susceptibles de acabar aquí. Es el caso de Henry Peach Robinson. Porque quizás su nombre no te sea tan conocido, pero estoy seguro de que su trabajo no te va a dejar indiferente. ¿Te animas a descubrirlo?
Henry Peach Robinson se puede considerar como uno de los padres del pictorialismo fotográfico.
Su aportación a la historia de la fotografía es muy importante porque fue uno de los máximos defensores de la fotografía como arte. También era un pintor aficionado. En 1862 entra en el Council of the Photographic Society, que abandona en 1891 cuando la Sociedad no reconoce la dimensión artística de la fotografía. Posteriormente crea el “Linked Ring”, una hermandad muy influyente en los círculos fotográficos en los siguientes veinte años. En 1900 es nombrado Honorary Fellowship de la Royal Photographic Society.
Es una obra donde destaca por el magnífico juego de miradas y los logrados contrastes luminosos.
«¿Debe entonces, esa forma sin par
a la que el amor y la admiración no pueden ver
sin un corazón latente; esas venas azules,
que surcan como corrientes un campo de nieve,
ese adorable perfil, que es noble
como un mármol que respira, perecer?
Fue uno de los precursores y máximo exponente de la corriente pictorialista en fotografía. En ella defendía la fotografía como arte. Influenciados por la pintura, muchos de los fotógrafos que se sumaron a esta corriente, utilizaron la fotografía no para mostrar una realidad, sino enfocados en provocar sentimientos en el espectador.
H.P. Robinsón creó fotografías combinando negativos separados en una imagen compuesta, utilizando un proceso conocido como impresión combinada. Esto podría considerarse como el fotomontaje de la época, algo que a día de hoy tenemos asimilado gracias a los programas informáticos, pero que desde sus inicios involucra a la fotografía en el debate de qué es arte y qué es fotografía.El fotógrafo nunca debe permitir que su creatividad lo lleve, a través de trucos, a representar cualquier escena que no esté en la naturaleza. Si lo hace, está violando su arte, porque se sabe que el resultado final representa un objeto o cosa que existió durante un período de tiempo frente a su cámara. Sin embargo, todas las formas de artificio, trucos o juegos de manos están a disposición del fotógrafo, por lo que pertenecen a su arte y no distorsionan la naturaleza.
Punto y final a una nueva entrega de Historia de la fotografía en la que os muestro que el retoque fotográfico no es cosa de la modernidad, sino parte de la fotografía desde sus inicios. Ahora toca esperar al próximo martes para ver quién es el protagonista de nuestra siguiente entrada. Ya sabes que estoy presente por redes sociales y espero que hayas disfrutado de este post. Más y mejor la semana que viene. ¡Nos vemos!