Julia Margaret Cameron. El arte del retrato
Una semana más sigo con la Historia de la Fotografía. En el día de hoy os presento a una de las influencias más importantes del pictorialismo fotográfico. Se trata de Julia Margaret Cameron. Su forma de tomar imágenes distaba mucho de lo que parecía ser lo correcto en la época. Ya sabéis: gran nitidez, contextualización del personaje, entre otras. Y por ello se ganó unos cuantos detractores. Pero eso poco parecía importarle a una mujer de convicciones fuertes que hizo de su estilo una forma diferente de concebir la fotografía. Si quieres saber más, continua leyendo lo que he preparado para ti.

Julia Margaret Cameron
El estilo de J.M. Cameron
Cameron repetía las copias una y otra vez, hasta que se sentía satisfecha del resultado. Jamás retocaba o ampliaba sus negativos: sacaba copias de contacto de sus enormes placas húmedas. Trabajaba convertida en una ermitaña de su profesión, descuidada al vestir, sucia en su propio trabajo y apasionada en sus creaciones.
La personalidad de Cameron es una mezcla de excentricidad, genio, instinto e inspiración. En sus retratos consigue captar la fuerza expresiva de sus modelos. Su meta era reproducir la grandeza del hombre interior al mismo tiempo que los rasgos del hombre exterior, lográndolo, como se aprecia en su retrato de Sir John Herschel.
El retrato masculino
El cuerpo es reducido a casi solo la cabeza, sin ningún tipo de referencia externa, la cabeza se convierte en un icono que implica inteligencia, individualismo y, por encima de todo, genialidad.


El retrato femenino
Cameron cambió la forma de mirar a las mujeres y a las niñas al retratarlas despeinadas, medio vestidas, con aire somnoliento, de andar por casa. Se alejó de la rigidez victoriana para acercarse a su propia naturaleza femenina. En estos resaltan la belleza, el ideal de belleza del Renacimiento, a veces con ayuda de complementos, como las alas de la fotografía I Wait que evocan las pinturas de ángeles del Renacimiento.


La técnica
Los retratos de Cameron tienen un aspecto flou muy peculiar. Se cree que por azar descubrió una combinación de elementos técnicos que le dieron como resultado la falta de nitidez, lo que se convierte en su sello artístico. Es este aspecto lo que le da el carácter poético a sus fotografías. De ahí que sea considerada uno de los antecedentes del pictorialismo fotográfico.
Además, Cameron despreciaba la técnica. Rechazaba la idea de que la cámara era un objeto para documentar en vez de para crear arte. Por ello utilizaba objetivos inadecuados para las placas, siendo estos más pequeños sin llegar a cubrir el formato de las placas húmedas (20×25 y 30×40 cm). Y le era indiferente que las placas resultaran manchadas o arañadas. Con todo ello pretendía la obtención de unos efectos que alejaran la realidad de las imágenes captadas.
Su propia autobiografía
En su autobiografía Annals of my glass house, publicada en 1874, Cameron relata su pasión por la fotografía. Al principio nada sabe del manejo de esta. Su primer retratado fue un granjero al que pagaba media corona por hora. Después de muchas medias coronas gastadas en experimentar, obtuvo su primera fotografía buena.
A la mitad del proceso de conseguir una maravillosa fotografía, un niño rió y le hizo perder la toma de esta. Así que lo intentó con una sola niña, Annie Philpot, explicándole el despilfarro de químicos y esfuerzo malgastados si se movía, ya que necesitaba un tiempo de exposición muy largo. Fue así como consiguió su fotografía llamada My first success. La reveló y amplió en 11×9 y ningún premio posterior le hizo tan feliz como aquel día.
En ese trabajo estaba ya lo que sería la esencia de su obra y lo que la convertiría en una de las más importantes artistas de la fotografía del siglo XIX: iluminación intensa, enfoque indefinido y composiciones de primeros planos en los que, casi siempre, aparecen mujeres y niños que, en ocasiones, representaban personajes bíblicos o literarios.

Ilustres modelos
En este libro también nos relata cómo fotografiaba a sus amigos, convirtiéndolos en personajes.
Su amigo Sir Henry Taylor se convirtió en el fraile Lawrence, para la fotografía Friar Lawrence and Juliet, o en Próspero, el duque milanés de La Tempestad de Shakespeare en la fotografía Prospero and Miranda. O cuando lo fotografiaba en un retrato imitando al profeta Jeremías del pintor Masaccio en su cuadro El tributo del césar, aquí se ve claro la influencia de la pintura pre-Rafaelista, la pintura religiosa italiana en Cameron, tanto que reproducía pinturas con personas reales, retratándolas en vez de pintándolas, pero guardando ese toque pictórico y poético.
Nos habla de cuando fotografiaba a su querido amigo Sir Jonh Herschel, del cual realizó varios retratos. También fotografió a su amigo Alfred Tennyson, con quien colaboró ilustrando sus poemas.
Una de sus modelos preferidas fue Julia Jackson, su sobrina, que más tarde sería Mrs Herbert Duckworth y la madre de la famosa escritora Virginia Woolf.






Y hasta aquí os cuento de Julia Margaret Cameron. Su influencia en la Historia de la fotografía ha quedado más que demostrada. Pero ¿te atreverías a romper las reglas fotográficas como hizo ella? Nada más por hoy. Espero poder seguir viéndote por aquí la próxima semana. O quizás en mis redes sociales contestando a las preguntas sobre estos posts. Disfruta de la vida hasta el próximo martes.