Es una pieza de oro sorprendente y muy poco frecuente dado que, similares a él sólo se conocen otros tres: uno hallado en 1835 en Schidderstadt, cerca de Speyer; otro descubierto en 1844 en Avanton, cerca de Poitiers y otro hallado en Ezelsdorf, cerca de Nuremberg en 1953.
El de Berlín fue una adquisición hecha en 1996. Su procedencia es desconocida aunque se sospecha que fue hallado en la región de Suabia. Nada se sabe del contexto arqueológico de estos singulares objetos. Sin embargo se da por supuesto que fueron enterrados de forma deliberada y muy cuidadosamente, dado su estado de conservación.
¿Qué función tenían estos extraños objetos? Casi todo el mundo está de acuerdo que se trata de tiaras o grandes sombreros simbólicos. Altos, cónicos, de oro muy fino, con alas de sombrero y de un diámetro apropiado para la cabeza humana, pocas dudas razonables caben.
El detallado estudio de la tiara de oro sugiere que sus bandas de “adornos” no son decoraciones caprichosas de un orfebre. En los cuatro ejemplares conocidos se trata de secuencias sistemáticas en cuanto al número y tipo de adornos. Ello ha permitido formular la hipótesis de que se trata de un calendario lunar y solar. Parece como si se hubieran registrado unos periodos de tiempo muy concretos, de 57 meses.
No menos fascinantes existen otros objetos en el Museo de Arte Prehistórico que se retrotraen un poco más en el tiempo.
En medio del Paleolítico (45000 años atrás) un hombre de Neandertal murió en Dordogne, Francia, y de allí procede uno de los fósiles humanos más conocidos, el cráneo de Le Moustier. Gracias a este cráneo se pudo demostrar que los neandertales enterraban a sus muertos. De ello existen evidencias en el esqueleto del Homo neanderthalensis de 11 años que halló el suizo Otto Hauser en 1908.
En la exposición griega, romana y troyana verás varios objetos, pero con algo que destaca sobre el resto, el patio griego. El “pendant” adornado con frisos que narran la historia de la caída de Pompeya, y se compone de varias esculturas griegas y romanas en la que destaca la estatua colosal del dios del sol Helios 138-161 A.D.