Seguramente alguna vez hayas intentado hacer una pizza en casa. Y con mucha seguridad hayas fracasado. Ni rastro de ese cornicione lleno de aire, de burbujas. Una masa crujiente, pero a la vez tierna por dentro. Ese equilibrio entre el pomodoro, el queso y el resto de ingredientes.
No te preocupes. Yo era uno de los tuyos. Y en cierta manera, sigo siéndolo. Porque hacer la pizza napolitana es algo más que mezclar ingredientes. Requiere tiempo, paciencia, cariño y, sobre todo, conocimientos. Pensarás: sí, ¡lo que me faltaba! Estudiar cómo se hace una pizza. No es exactamente eso, pero todo ayuda a que puedas lograr el mejor resultado para disfrutar de la auténtica receta napolitana.
¡Ésto está tirao! Pongo la harina con el agua, disuelvo la levadura (cuanta más ponga más sube, por supuesto). Ahora toca la sal, un chorrito de aceite, pongo la máquina a funcionar y en 10 minutitos tengo el amasado perfecto. Dejo reposar unas horas hasta ver como ha crecido la masa y es entonces cuando pongo a precalentar el horno. Estiro la masa , pongo el topping que más me gusta (con extra de queso) y para dentro.
Ni tan mal, la verdad. Me ha quedado una pizza decente, que se deja comer. Venga va, seamos serios. Todo lo anterior es una recreación absurda de lo que podría pasar la primera vez que haces una pizza sin te dedicas a leer la primera receta que te encuentras por Internet. Y, aunque en algún caso pueda salir algo comestible, difícil es que sea lo que estabas esperando.
Personalmente siempre he sido tan curioso como perfeccionista. Y así es como comencé a adentrarme en el maravilloso y complicado mundo de las masas de pizza. Y, en el camino, apareció Luigi di Domenico.
Espero y deseo que esta no sea la primera vez que escuchas su nombre. Si lo es no te preocupes porque a partir de ahora no vas a dejar de escucharlo. No se trata de contaros quien es. Para eso os voy a dejar un enlace a su instagram y allí podréis investigar mucho más.
Para mí, ha sido el gran descubrimiento en el proceso de aprendizaje sobre cómo hacer pizzas. Con explicaciones sencillas, claras y una cercanía que no abunda en redes sociales me incitó a dar un paso más. Términos como biga, poolish o alta hidratación fueron el preludio de lo que vendría después.
Primero sólo reproducía sus recetas. Eso no era suficiente para conseguir la pizza perfecta. Así que le escribía, le preguntaba y, en unos minutos tenía la respuesta. Y que conste que no estoy todos los días comiendo pizza ni escribiéndole. Pero trataba de mejorar. Y en el proceso de aprendizaje, el error es la mejor herramienta para avanzar. Bueno, no sólo eso, sino junto con las ganas de aprender que te mueven a seguir probando y fallando, cada vez mejor.
Luigi di Domenico
Por suerte, mi pareja es tan curiosa como yo. Y nos apuntamos a cualquier actividad que nos permita disfrutar del tiempo juntos. Así que aprovechando que Madrid nos pilla bien cerquita, allá que fuimos.
Lo primero de todo es que puede que el curso de Luigi no parezca barato. No seré yo quien discuta las apreciaciones de cada persona. Para mí, era una oportunidad muy buena de mejorar y pasar un buen día con ella. Y eso es algo que el hace que el dinero sea algo secundario. Anecdótico fue que nos vimos rodeados de gente dedicada al mundo de la cocina porque con las manos en la masa, todos disfrutamos de un gran rato más allá de cuestiones puramente profesionales.
Tan importante fue conocer todos los secretos de la pizza napolitana de la mano de Luigi di Domenico como disfrutar de este evento en un lugar tan acogedor como Cocinea.
María fue nuestra anfitriona. Y aunque ya dejé mi opinión en google sobre su manera de trabajar no tengo sino que volver a agradecer su dedicación y pasión. ¡Qué bonito es cuando nos sentimos cuidados! Y a veces nos tomamos muy poco tiempo en valorarlo y expresarlo sin darnos cuenta del bien que hacemos a los demás. No faltó nada durante las más de tres horas de curso: refrescos, agua, cerveza, picoteo, todo limpio y organizado, medidas Covid. Lo necesario para solamente disfrutar. Y algo que tampoco faltó fue la cara de ilusión y la sonrisa de María al ver que el curso fue un éxito.
Cocinea Escuela
Han pasado ya un par de semanitas casi desde que hicimos el curso. Y en este tiempo hemos aprovechado para cocinar en casa un par de pizzas. Para mí, lo más importante es lo bonito que fue ver a mi pareja disfrutar de ese rato y la ilusión con la que vio crecer su pizza en el horno de casa. ¡Qué narices! ¡Y lo buena que estaba la pizza!
Bromas aparte, además de la experiencia que vivimos y que capturamos en fotos, de todo lo que aprendimos, lo mejor de todo es que disfrutamos como unos enanos.
«Las personas curiosas no se aburren nunca, y su vida es un eterno estudio de la alegría.»
Tony Robbins, escritor